Más allá de Directorio empezaba el barrio de las casitas municipales, vacío y oscuro, con sus calles en arco entremezcladas. Ahí había mucho menos que buscar, pero no les importaba. Volvían a apurarse, esta vez por llegar cuanto antes, tomaban las callecitas que los acercaran antes a Bonorino, por donde desembocaban en la villa. Pero estaban cansados, y cargados, los niños tropezaban de sueño, el carrito zigzagueaba, la marcha tomaba el aire de un éxodo de guerra.
martes, 27 de abril de 2010
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Jules
ResponderEliminarNo conozco el libro, pero esa imagen, que debe ser La villa del título, se parece tanto a lo que acá llamamos "ciudades perdidas" (los cinturones de pobreza que rodean a las grandes ciudades y que no pocas veces conviven no muy alejados de las zonas exclusivas.
Abrazos con un horrendo calor, y sol, a esta hora (7:32 PM)
qué nombre el de "ciudades perdidas", desesperanzador. en Lima se le dicen invasiones, asentamientos, pueblos jóvenes, según la condición del barrio. algunos de esos nombres tienen una carga de violencia y exclusión.
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