"A principios de 1931, el puerto de Rosario no es el mismo puerto que hoy
conocemos. Es una ensenada barrosa y amplia de donde se levanta un
bosque de mástiles y velámenes. Pueden, verse allí, paraos y sampanes
llegados de la Malasia, bajeles uruguayos, balandras y mercantes
fenicios, galeones, goletas, buques acorazados soviéticos, bergantines
portugueses, sombrías falúas esclavistas. En derredor de ellos, asombra,
la febril actividad de cientos de barcazas y chalupas, jangadas, canoas
que hacen el servicio a Victoria, botes tejidos con juncos de Totóras
(traidos a lomo de mula desde el lago Titicaca) y que preanuncian el
puerto libre de Bolivia. Cada tanto, entre los oscilantes palos de los
embarcaderos, se levanta imponente, el calado majestuoso de alguna
fragata, o la augusta sobriedad de los balleneros, como “El Pequod”, que
viene de tanto en tanto a Rosario para aprovisionarse de pacú salado,
bocado predilecto del capitán Acab. Los espigones de madera trepidan
ante el paso de miles de marinos y son una mezcla excitante de aromas
exóticos. Huelen a dátiles de Mauritania, mangos, bayas y agua de coco
del caribe; especias de colores intensos desalabar. Se venden monos,
papagayos, zorrinos, manatíes, algún pingüino. A fines del 31, un marino
de la Goleta Corsaria Británica “Sunderland”, es abandonado en tierra
por fumar en la santabárbara del barco. Forzado a trabajar, instala,
frente mismo de la rada, un puesto de venta de pescado, embutidos,
tasajo, copra, scones, torta galesa, ron, ajenjo, leche malteada y té
Lipton..."
lunes, 8 de diciembre de 2014
martes, 25 de noviembre de 2014
jueves, 20 de noviembre de 2014
Palo y hueso (1965)
"...Y hay huesos enterrados en otro tiempo, y si uno escucha, oye las voces a medida que el suelo cambia. Un buen día los huesos están afuera, sobre la arena. Tienen exactamente el color de la luna. Hay que estar solo, haber mirado largamentte las estrellas y oír el primer quejido sin proponérselo, porque las voces se dan a quien ellas quieres, y no a quién las busca, y no dicen palabras sino momento y noches; se oye como un batir de llamas, y un crepitar de leña, y pasos sobre la tierra."
lunes, 3 de noviembre de 2014
jueves, 16 de octubre de 2014
Lo imborrable en la playita
"Desearía poder verla otra vez, como al principio, desde fuera, desembarazarme durante algunos segundos del eclipse pantanoso en el que chapoteamos desde hace años, de la circulación intersubjetiva de reproches, sospechas y previsibilidad que desalienta, desde su fuente misma, al deseo.Verla como es sin duda para el desconocido que la cruza en la calle, que trata de encontrar sin resultado su mirada, y que se da vuelta para contemplarla mientras se aleja, inaccesible después de haber sido, durante los segundos que duró su aparición, intensa y súbita, promesa, enigma y llamado.'' pág. 49-50
jueves, 2 de octubre de 2014
miércoles, 24 de septiembre de 2014
martes, 26 de agosto de 2014
viernes, 22 de agosto de 2014
martes, 19 de agosto de 2014
miércoles, 13 de agosto de 2014
Todas las cartas de amor son ridículas
Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
ridículas.
En mis tiempos también escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Cuando hay amor, las cartas de amor
tienen que ser
ridículas.
Y es que, en fin,
sólo las criaturas que no han escrito jamás
cartas de amor
son las que son
ridículas.
La verdad es que hoy
mis recuerdos de aquellas cartas de amor
son los que son
ridículos
(todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas.)
Fernando Pessoa - Heterónimo A. Campos
domingo, 10 de agosto de 2014
Fundación mítica de Buenos Aires - Jorge Luis Borges
...Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.
Un almacén rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro...
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
expuesta a las auroras y lluvias y suestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.
Un almacén rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro...
lunes, 4 de agosto de 2014
Un arte
No es difícil dominar el arte de perder;
hay tantas cosas que parecen colmadas por el deseo
de ser perdidas que su pérdida no es un desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la confusión
de las llaves extraviadas, de la hora desperdiciada.
No es difícil dominar el arte de perder.
Practica después perder más, y más rápido:
lugares, y nombres, y las tierras a las que pretendías
viajar. Ninguna de estas pérdidas será devastadora.
He perdido el reloj de mi madre. ¡Y mira!, la última
o la penúltima de las tres casas que he amado se perdió.
No es difícil dominar el arte de perder.
He perdido dos ciudades, hermosas ciudades. Más aún,
vastos reinos que poseía, y dos ríos, y un continente.
Los añoro, pero no fue un desastre.
Incluso perdiéndote a ti (la voz risueña, un gesto que
amo) no habría mentido. Es evidente
que no es difícil dominar el arte de perder
aunque eso parezca (¡escríbelo!) un desastre.
Elizabeth Bishop, Worcester, Massachussets, 1911 – Boston, 1979.
hay tantas cosas que parecen colmadas por el deseo
de ser perdidas que su pérdida no es un desastre.
Pierde algo cada día. Acepta la confusión
de las llaves extraviadas, de la hora desperdiciada.
No es difícil dominar el arte de perder.
Practica después perder más, y más rápido:
lugares, y nombres, y las tierras a las que pretendías
viajar. Ninguna de estas pérdidas será devastadora.
He perdido el reloj de mi madre. ¡Y mira!, la última
o la penúltima de las tres casas que he amado se perdió.
No es difícil dominar el arte de perder.
He perdido dos ciudades, hermosas ciudades. Más aún,
vastos reinos que poseía, y dos ríos, y un continente.
Los añoro, pero no fue un desastre.
Incluso perdiéndote a ti (la voz risueña, un gesto que
amo) no habría mentido. Es evidente
que no es difícil dominar el arte de perder
aunque eso parezca (¡escríbelo!) un desastre.
Elizabeth Bishop, Worcester, Massachussets, 1911 – Boston, 1979.
martes, 15 de julio de 2014
lunes, 23 de junio de 2014
martes, 10 de junio de 2014
lunes, 2 de junio de 2014
viernes, 23 de mayo de 2014
martes, 22 de abril de 2014
sábado, 5 de abril de 2014
Escrito en el viento
"recorrías el mundo con la energía
y la desesperación del viento
de la Primavera..."
Helena Paz Garro (1940-2014)
jueves, 9 de enero de 2014
jueves, 2 de enero de 2014
miércoles, 1 de enero de 2014
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