"...Y hay huesos enterrados en otro tiempo, y si uno escucha, oye las voces a medida que el suelo cambia. Un buen día los huesos están afuera, sobre la arena. Tienen exactamente el color de la luna. Hay que estar solo, haber mirado largamentte las estrellas y oír el primer quejido sin proponérselo, porque las voces se dan a quien ellas quieres, y no a quién las busca, y no dicen palabras sino momento y noches; se oye como un batir de llamas, y un crepitar de leña, y pasos sobre la tierra."
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