Mostrando entradas con la etiqueta Lit. Inglesa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lit. Inglesa. Mostrar todas las entradas

miércoles, 20 de marzo de 2013

lunes, 26 de noviembre de 2012

martes, 14 de diciembre de 2010

Nature & Literature

Green in nature is one thing, green in literature another. Nature and letters seem to have a natural antipathy; bring them together and they tear each other to pieces.





Orlando, V. Woolf

martes, 23 de febrero de 2010

Jeanette Winterson


Oranges are not the only fruit.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

life...a tale told by an idiot.

From William Shakespeare's Macbeth, from Act 5, Scene 5:

MACBETH

Wherefore was that cry?

SEYTON

The queen, my lord, is dead.


MACBETH


She should have died hereafter;

There would have been a time for such a word.

To-morrow, and to-morrow, and to-morrow,

Creeps in this petty pace from day to day

To the last syllable of recorded time,

And all our yesterdays have lighted fools

The way to dusty death.
Out, out, brief candle!

Life's but a walking shadow, a poor player

That struts and frets his hour upon the stage

And then is heard no more:
it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,

Signifying nothing.


Ofelia muerta de Millais

martes, 13 de octubre de 2009

Jeanette

Jeanette Winterson

The World & Other Places
Audio

Biography
Books

This is my first collection of short stories - made up of virtually every story I have written in thirteen years. It is a kind of short-hand of my fiction. All the themes are here - love, death, betrayal, the nature of time, the beauty of risk, the quest. Yes, always the need to push on, whatever the weather. Miracles too, because however uncool, I believe in them.

The earliest story, Psalms, is about a tortoise, and very much in the Oranges mould (or do I mean mold - it's such a long time ago?). There are mid-way stories, like The Poetics of sex, which I wrote for the Granta Best of Young British Novelists. It's about lesbian sex, and it's set out as a series of questions, mainly the questions I was getting all the time in the nineties from the British press. Funny lot - journalists.


The Poetics of sex - La poética del sexo
...
Here comes Sappho, scorching the history books with tongues of flame. Never mind the poetry feel the erection. Oh yes, women get erect, today my body is stiff with sex. When I see a word held hostage to manhood I have to rescue it. Sweet trembling word, locked in a tower, tired of your Prince coming and coming. I will scale you and discover that size is no object especially when we're talking inches.

I like to be a hero, like to come back to my island full of girls carrying a net of words forbidden them. Poor girls, they are locked outside their words just as the words are locked into meaning. Such a lot of locking up goes on on the Mainland but here the doors are always open.
...


miércoles, 7 de octubre de 2009

Empty Space

Doris Lessing: On not winning the Nobel Prize
Nobel Lecture-December 7, 2007


Writers are often asked, How do you write? With a processor? an electric typewriter? a quill? longhand? But the essential question is, “Have you found a space, that empty space, which should surround you when you write? Into that space, which is like a form of listening, of attention, will come the words, the words your characters will speak, ideas – inspiration.

Cuarto Propio

"Pero, dirán ustedes, nosotros le pedimos que hablara sobre las mujeres y la novela -¿qué tendrá eso que ver con un cuarto propio? Intentaré explicarlo. Cuando me pidieron que hablase sobre las mujeres y la novela me senté en la orilla de un río y me puse a pensar lo que esas palabras querrían decir. Podrían significar simplemente unas observaciones sobre Fanny Burney; otras sobre Jane Austen; un tributo a las Brontë y un esbozo de la casa parroquial de Haworth bajo la nieve; algunas eventuales ironías sobre Miss Mitford; una respetuosa alusión a George Eliot; una referencia a Mrs. Gaskell y asunto concluido. Pero repensándola bien, la empresa no me pareció tan sencilla. El tema Las mujeres y la novela puede decir, y ustedes pueden querer que quiera decir, las mujeres y lo que parecen; o si no las mujeres y las novelas que escriben; o tal vez las mujeres y las novelas que se escriben sobre ellas; o esas tres cosas inextricablemente mezcladas y esto último puede ser lo que ustedes quieren que estudie.

Pero al disponerme a adoptar esa interpretación que me parecía la más interesante de todas, pronto advertí que tenía una desventaja fatal. Nunca podría cumplir lo que es, entiendo, el primer deber de un conferenciante: ofrecerles después de una hora de charla una pepita de verdad pura, envolverían en las hojas de sus libretas y guardarían eternamente sobre el mármol de la chimenea. Sólo puedo ofrecerles una opinión sobre un tema menor: para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio; y eso, como ustedes verán, deja sin resolver el magno problema de la verdadera naturaleza de la mujer y la verdadera naturaleza de la novela."

viernes, 25 de septiembre de 2009

Virginia

Virginia Woolf cuyo nombre completo de soltera era Adeline Virginia Stephen (Londres, 25 de enero de 1882- Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941), fue una destacada escritora y editora británica. Aunque empezó su carrera literaria escribiendo ensayos y crítica literaria, destacó sobre todo como novelista. Durante el período de entreguerras, se convirtió en una importante figura de la sociedad literaria londinense y formó parte del Grupo de Bloomsbury.

Sus novelas más conocidas son La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928), Las olas (1931) y Entre actos (1941).

Fue redescubierta durante la década de 1970, gracias a su ensayo Una habitación propia, uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los hombres.

Textos

This is the only surviving recording of Virginia Woolf's voice. It is part of a BBC radio broadcast from April 29th, 1937.

CARTA A VIRGINIA WOOLF VICTORIA OCAMPO

Tavistock Square, este mes de noviembre. Una puerta pequeña, en verde oscuro, muy inglesa, con su número bien plantado en el centro. Afuera, toda la niebla de Londres. Dentro, allá arriba, en la luz y la tibieza de un living-room, de paneles pintados por una mujer, otras dos mujeres hablan de las mujeres. Se examinan, se interrogan. Curiosa, la una; la otra, encantada.

Una de ellas ha alcanzado la expresión, porque ha conseguido, magníficamente, alcanzarse; la otra lo ha intentado perezosamente, débilmente, pero algo en sí misma viene impidiéndoselo, precisamente porque no habiéndose alcanzado, no ha podido ir más allá.

Estas dos mujeres se miran. Las dos miradas son diferentes. La una parece decir: «He aquí un libro de imágenes exóticas que hojear.» La otra: «¿En qué página de esta mágica historia encontraré la descripción del lugar en que está oculta la llave del tesoro?» Pero de estas dos mujeres, nacidas en medios y climas distintos, anglosajona la una, la otra latina y de América, la una adosada a una formidable tradición, y la otra adosada al vacío (au risque de tomber pendant l'éternité), es la más rica la que saldrá enriquecida por el encuentro. La más rica habrá inmediatamente recogido su cosecha de imágenes. La más pobre no habrá encontrado la llave del tesoro. Todo es pobreza en los pobres y riqueza en los ricos.

Cuando, sentada junto a su chimenea, Virginia, me alejaba de la niebla y de la soledad; cuando tendía mis manos hacia el calor y tendía entre nosotras un puente de palabras... ¡qué rica era, no obstante! No de su riqueza, pues esa llave que supo usted encontrar, y sin la cual jamás entramos en posesión de nuestro propio tesoro (aunque lo llevemos, durante toda nuestra vida, colgado al cuello), de nada puede servirme si no la encuentro por mí misma. Rica de mi pobreza, esto es: de mi hambre.

Su nombre, Virginia, va ligado a estos pensamientos. Pues con usted fue con quien hablé últimamente -e inolvidablemente- de esta riqueza, nacida de mi pobreza: el hambre.

Todos los artículos reunidos en este volumen (al igual que los de él excluidos), escalonados a lo largo de varios años, tienen de común entre sí que fueron escritos bajo ese signo. Son una serie de testimonios de mi hambre. ¡De mi hambre, tan auténticamente americana! Pues en Europa, como le decía a usted hace unos días, parece que se tiene todo, menos hambre.

Usted da gran importancia a que las mujeres se expresen, ya que se expresen por escrito. Las anima a que escriban all kinds of books, hesitating at no subject however trivial or however vast *. Según dice usted, les da este consejo por egoísmo: Like most uneducated Englishwomen, I like reading -I like reading books in the bulk,
declara usted. y la producción masculina no le basta. Encuentra usted que los libros de los hombres no nos explican sino muy parcialmente la psicología femenina. Hasta encuentra usted que los libros de los hombres no nos informan sino bastante imperfectamente sobre ellos mismos. En la parte posterior de nuestra cabeza, dice usted, hay un punto, del tamaño de un chelín, que no alcanzamos a ver con nuestros propios ojos. Cada sexo debe encargarse de describir, para provecho del otro, ese punto. A ese respecto, no podemos quejarnos de los hombres. Desde los tiempos más remotos, nos han prestado siempre ese servicio. Convendría, pues, que no nos mostrásemos ingratas y les pagásemos en la misma moneda.

Pero he aquí que llegamos a lo que, por mi parte, desearía confesar públicamente, Virginia: Like most uneducated South American women, I like writing .Y, esta vez, el uneducated debe pronunciarse sin ironía.

Mi única ambición es llegar a escribir un día, más o menos bien, más o menos mal, pero como una mujer. Si a imagen de Aladino poseyese una lámpara maravillosa, y por su mediación me fuera dado el escribir en el estilo de un Shakespeare, de un Dante, de un Goethe, de un Cervantes, de un Dostoiewsky, realmente, no aprovecharía la ganga. Pues entiendo que una mujer no puede aliviarse de sus sentimientos y pensamientos en un estilo masculino del mismo modo que no puede hablar con voz de hombre.

¿Recuerda usted, en A Room of One's Own sus observaciones sobre dos escritoras: Charlotte Brontë y Jane Austen? La primera, dice usted, quizás es más genial que la segunda; pero sus libros están retorcidos, deformados, por las sacudidas de indignación, de rebeldía contra su propio destino, que la atraviesan. She will write in a rage where she should write calmly.

El año pasado, por estos días, encontrándome en un balneario argentino, conduje, una mañana tibia, al hijito de mi jardinero a una gran tienda (una sucursal de vuestro Harrod's). Los juguetes resplandecientes de Navidad y Año Nuevo nos rodeaban por todas partes. Agarrado a mi mano, abriendo de par en par sus ojos de cuatro años ante semejantes maravillas, mi compañero había enmudecido. Al abrochar sobre su pecho una blusita blanca que le estaban probando, quedé asustada, enternecida, sintiendo contra mi mano el latir precipitado de su corazón. Era el palpitar de un pájaro cautivo entre mis dedos.

El pasaje de Jane Eyre que usted cita, y en que se oye el respirar de Charlotte Bronte (respirar que nos llega oprimido y jadeante), me emociona de modo análogo. Mis ojos, fijos en estas líneas, no perciben ya a la manera de los ojos, sino a la manera de la palma de una mano apoyada en un pecho.

Bien sé que Charlotte Brontë como novelista habría salido ganando con que Charlotte Bronte mujer, starved of her proper due of experience , no hubiese venido a turbarla. Y, sin embargo, ¿no cree usted que este sufrimiento, que crispa sus libros, se traduce en una imperfección conmovedora?

Defendiendo su causa, es la mía la que defiendo. Si sólo la perfección conmueve, Virginia, no cabe duda que estoy perdida de antemano.

Dice usted que Jane Austen hizo un milagro en 1800: el escribir, a pesar de su sexo, sin amargura, sin odio; sin protestar contra... sin predicar en pro... Y así (en este estado de alma) es como escribió Shakespeare, añadía usted.

Pero ¿no le parece a usted que, aparte de los problemas que las mujeres que escriben tenían y tienen aún que resolver, se trata también de diferencias de carácter? ¿Cree usted, por ejemplo, que la Divina Comedia haya sido escrita sin vestigios de rencor?

En todo caso, estoy tan convencida como usted de que una mujer no logra escribir realmente como esa mujer sino a partir del momento en que esa preocupación la abandona, a partir del momento en que sus obras, dejando de ser una respuesta disfrazada a ataques, disfrazados o no, tienden sólo a traducir su pensamiento, sus sentimientos, su visión.

Acontece con esto como con la diferencia que se observa en Argentina entre los hijos de emigrantes y los de familias afincadas en el país desde hace varias generaciones. Los primeros tienen una susceptibilidad exagerada con respecto a no sé qué falso orgullo nacional. Los segundos son americanos desde hace tanto tiempo, que se olvidan de aparentarlo.

Pues bien, Virginia, debo confesar que no me siento aún totalmente liberada del equivalente de esa susceptibilidad, de ese falso orgullo nacional, en lo que atañe a mi sexo. ¡Quién sabe si padezco reflejos de parvenue! En todo caso, no cabe duda que soy un tanto quisquillosa a ese respecto. En cuanto la ocasión se presenta (y si no se presenta, la busco), ya estoy declarándome solidaria del sexo femenino. La actitud de algunas mujeres singulares, como Anna de Noailles, que se pasan al campo de los hombres aceptando que éstos las traten de excepciones y les concedan una situación privilegiada, siempre me ha repugnado. Esta actitud, tan elegante y tan cómoda, me es intolerable. y también a usted, Virginia.

A propósito de Charlotte Brontë y de Jane Austen, dice usted: But how impossible it must have been for them not to budge either to the right or to the left. What genius, what integrity it must have required in face of all that criticism, in the midst of that purely patriarchal society, to hold fast to the thing as they saw it without shrinking .

De todo esto retengo especialmente algunas palabras: ...it the midst of that purely patriarchal society... En un medio semejante al que pesaba sobre Charlotte Brontë y Jane Austen, hace más de cien años, comencé yo a escribir ya vivir; semejante, pero peor, Virginia.

Escribir y vivir en esas condiciones es tener cierto valor. Y tener cierto valor, cuando no se es insensible, es ya un esfuerzo que absorbe, sin darnos cuenta, todas nuestras facultades.

La deliciosa historia de la hermana de Shakespeare que de modo tan inimitable cuenta usted, es la más bella historia del mundo. Ese supuesto poeta (la hermana de Shakespeare) muerto sin haber escrito una sola línea, vive en todas nosotras, dice usted. Vive aun en aquellas que, obligadas a fregar los platos y acostar a los niños, no tienen tiempo de oír una conferencia o leer un libro. Acaso un día renacerá y escribirá. A nosotras toca el crearle un mundo en que pueda encontrar la posibilidad de vivir íntegramente, sin mutilaciones.

Yo friego bastante mal los platos y no tengo (¡ay!) niños que acostar. Pero, aunque (no seamos hipócritas) fregase los platos y acostara a los niños, siempre habría encontrado medio de emborronar papel en mis ratos perdidos -como la madre de Wells.

Y si, como usted espera, Virginia, todo esfuerzo, por oscuro que sea, es convergente y apresura el nacimiento de una forma de expresión que todavía no ha encontrado una temperatura propicia a su necesidad de florecer, vaya mi esfuerzo a sumarse al de tantas mujeres, desconocidas o célebres, como en el mundo han trabajado.

V.O. (Nº 137, noviembre 1934)

SU VOZ


jueves, 17 de septiembre de 2009

interrumpiendo su canto dulcísimo... Ofelia


La muerte de Ofelia en la obra de Shakespeare es fuente de un perpetuo ejercicio especulativo, pues el hecho luctuoso no sucede en escena. Es narrado por boca de Gertrudis, quien explica que ha caído involuntariamente al río y en su desvarío se ha dejado llevar:

“…Llegada que fue, se quitó la guirnalda, y queriendo subir a suspenderla de los pendientes ramos; se troncha un vástago envidioso, y caen al torrente fatal, ella y todos sus adornos rústicos. Las ropas huecas y extendidas la llevaron un rato sobre las aguas, semejante a una sirena, y en tanto iba cantando pedazos de tonadas antiguas, como ignorante de su desgracia, o como criada y nacida en aquel elemento. Pero no era posible que así durase por mucho espacio. Las vestiduras, pesadas ya con el agua que absorbían la arrebataron a la infeliz; interrumpiendo su canto dulcísimo, la muerte, llena de angustias”.

El accidente se transmuta en acto deliberado en el acto V, en la conversación de los sepultureros

“¿Y es la que ha de sepultarse en tierra sagrada, la que deliberadamente ha conspirado contra su propia salvación?”.

A los ojos del criticismo en general y el poético en particular, los tristes avatares de su vida, su estado delirante, y el mismo sentido lírico hacen más apetecible la tesis de la muerte suicida, más por abandono que por acción.

Tks Chica Normal.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Tusitala, ("el que cuenta historias"): Robert Louis Stevenson

Robert Louis Balfour Stevenson (Edimburgo, Escocia, 13 de noviembre de 1850 – Upolu, Samoa, 3 de diciembre de 1894).
Es autor de algunas de las historias fantásticas y de aventuras más populares, como La isla del tesoro, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde o La flecha negra adaptadas para niños y llevadas varias veces al cine en el siglo XX. Fue importante también su obra ensayística, breve pero decisiva en lo que se refiere a la estructura de la moderna novela de peripecias.
Fue muy apreciado en su tiempo y siguió siéndolo después de su muerte. Considerado el escritor en inglés mas clásico, tuvo continuidad en autores como Joseph Conrad, Graham Green, G. K. Chesterton, H. G. Wells, y en los argentinos Bioy Casares y Jorge Luis Borges.

http://lamaquinadeltiempo.com/Stevenson/indexstev.htm


Stevenson, previsor, escribió su propio epitafio catorce años antes de ser enterrado en la cima del monte Vaea en Samoa, ante el mar y sobre la tierra, casi tocando el cielo:

Requiem
UNDER the wide and starry sky
Dig the grave and let me lie:

Glad did I live and gladly die,
And I laid me down with a will.

This be the verse you grave for me:
Here he lies where he long'd to be;
Home is the sailor, home from sea,
And the hunter home from the hill.

[Bajo el inmenso y estrellado cielo,/Cavad mi fosa y dejadme yacer./Alegre he vivido y alegre muero,/ Pero al caer quiero haceros un ruego./ Que pongáis sobre mi tumba este verso:/ Aquí yace donde quiso yacer;/ De vuelta del mar está el marinero,/ De vuelta del monte está el cazador.]



La isla del tesoro es una novela de aventuras escrita por el escocés Robert Louis Stevenson, publicada en libro en Londres en 1883 .





















Aquejado de una penosa enfermedad, la tuberculosis, R. L. Stevenson parte en junio de 1888 con destino a las islas del Pacífico Sur, en busca de un clima más benigno para su quebrantada salud. Durante dieciocho meses, acompañado por Fanny, su mujer, y su hijastro Lloyd Osbourne, recorre las Marquesas, las Puamotú, Hawai, las Gilbert y Samoa, asentándose definitivamente en la isla Upolu. Allí se construye una mansión, «Vailima», y recibe de los indígenas el nombre de Tusitala (el narrador de cuentos). Cuatro años más tarde, el 3 de diciembre de 1894, su cuerpo cede finalmente al acoso de la muerte y es enterrado en una privilegiada atalaya sobre el Pacífico. En los Mares del Sur es la crónica, llena de curiosas anécdotas y aventuras, de ese viaje crepuscular, donde la prosa de Stevenson irradia su poderosa magia para contarnos la vida y costumbres de los habitantes de esas islas paradisiacas, que arrastran sin embargo un pasado caníbal.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Express d'Orient : Agatha Christie

Asesinato en el Expreso de Oriente es un libro de misterio de la escritora británica Agatha Christie, publicado por el Collins Crime Club el 1 de enero de 1934. Este libro relata una de las historias más llamativas y misteriosas de Hércules Poirot.

Después de haber resuelto un caso, Poirot viaja en el Expreso de Oriente, junto a un gran número de pasajeros (situación poco común para aquella estación del año, ya que es pleno invierno). Ocurre entonces un asesinato dentro del tren y minutos después comienza a caer una tempestad de nieve que deja preso al Oriente Express. Mientras tanto Poirot descubre que la víctima era un asesino que, envuelto en un crimen conocido como "caso Armstrong" (envolvía el secuestro y asesinato de un menor que conllevó a la muerte de la madre, al suicidio del padre y a destruir por completo la familia).

Página Agatha Christie:

http://www.agathachristie.com/


Agatha Mary Clarissa Miller Christie Mallowan DBE (15 de septiembre de 1890 – 12 de enero de 1976), conocida como Agatha Christie, fue una escritora británica de novelas de misterio. También escribió novelas románticas bajo el seudónimo de Mary Westmacott. Es conocida como la Reina del Crimen.















Expreso de Oriente
es el nombre del servicio de tren de larga distancia que, en su mayor auge, unía París con Constantinopla (hoy Estambul). Desde su inauguración en 1883 hasta nuestros días, su ruta fue alterada varias veces, sea por logística o por asuntos políticos. Era considerado uno de los trenes más lujosos del mundo, con pasajeros que incluían desde millonarios burgueses hasta miembros de la aristocracia europea.

http://www.orient-express.com/


Los 7 pilares de la sabiduría: T. E. Lawrence

Lieutenant Colonel Thomas Edward Lawrence CB, DSO (16 August 1888[5] – 19 May 1935), known professionally as T. E. Lawrence, was a British military officer renowned especially for his liaison role during the Arab Revolt of 1916–18. His vivid writings, along with the extraordinary breadth and variety of his activities and associations, have made him the object of fascination throughout the world as Lawrence of Arabia, a title popularised by the 1962 film Lawrence of Arabia based on his life.
During the war, Lawrence fought with Arab irregular troops under the command of Emir Faisal, a son of Sherif Hussein of Mecca, in extended guerrilla operations against the armed forces of the Ottoman Empire. He persuaded the Arabs not to make a frontal assault on the Ottoman stronghold in Medina but allowed the Turkish army to tie up troops in the city garrison. The Arabs were then free to direct most of their attention to the Turks' weak point, the Hejaz railway that supplied the garrison. This vastly expanded the battlefield and tied up even more Ottoman troops, who were then forced to protect the railway and repair the constant damage.

http://www.jordanjubilee.com/history/lawrence.htmLos siete pilares de la sabiduría es el último libro de Thomas Edward Lawrence, donde relata su experiencia militar y humana durante la guerra de británicos, franceses y árabes contra turcos y alemanes, durante la Primera Guerra Mundial.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, el sultán otomano Mehmed V, en su calidad de califa o cabeza del Islam, llama a sus súbditos musulmanes al yihad contra los aliados (Francia, Gran Bretaña y Rusia). Este intento, habitual por otra parte, de manipular los sentimientos religiosos de los musulmanes en favor de los intereses de las Potencias Centrales encontró resistencia en muchos árabes, que, por el contrario, vieron en el estallido del conflicto mundial una oportunidad de deshacerse de la tutela otomana.
El jerife Husayn (o Husein) de La Meca, guardián de los santos lugares del Islam y figura de prestigio, padre de dos representantes árabes en las instituciones de Estambul —Abd Allah, vicepresidente del parlamento, y Faysal, diputado por Jedda—, había sido ya tanteado por Gran Bretaña a través de su hijo Abdallah como posible aliado contra los otomanos en caso de guerra. Y así, al estallar el conflicto, Kitchener intentó provocar el levantamiento de las tropas del jerife con un mensaje enviado a través del alto comisario británico en El Cairo en el que se decía que «si la nación árabe se coloca a su lado en esta guerra, Inglaterra [...] dará a los árabes toda la ayuda necesaria contra una agresión extranjera». Era la opotunidad, para el jerife y los nacionalistas árabes, de crear un Estado propio, liberado de la tutela otomana y con el beneplácito aliado, que agrupara a los árabes del imperio.

Sin embargo, los sucesivos tratados de San Remo y Sèvres (1920) hacen de respaldo legal de los intereses colonialistas y establecen a pesar de todo el reparto definitivo de la región entre las dos grandes potencias, reparto que será sellado por una resolución de la Sociedad de Naciones aprobando el texto de los mandatos en 1922. Ochenta mil soldados franceses desplegados en Siria forzarán a Faysal a exiliarse, estableciéndose el mandato francés sobre el país y la que fuera una región del mismo, el Líbano, ahora segregado (de hecho Francia fragmentará aún más el territorio sirio en Estados independientes y regiones autónomas, aunque más tarde se vea forzada a deshacer las divisiones). En la zona británica, las vilayets (provincias) otomanas de Mosul, Bagdad y Basora se unen para formar una entidad nueva llamada Iraq, bajo mandato británico, en cuyo trono se coloca al príncipe Faysal. Bajo mandato británico queda también Palestina, que se comunicará con Iraq a través de un pasillo en el desierto al que llamarán Transjordania (más adelante Jordania) poniendo al príncipe Abd Allah como rey. Se conforma de este modo en gran medida lo que será el mapa de Oriente Medio en las décadas siguientes. En la actualidad, los hachemíes descendientes del emir Abd Allah siguen gobernando en Jordania, país que a pesar de haber sido creado de la nada ha mostrado una sorprendente estabilidad. Es la monarquía jordana quizá la institución que más se reclama como heredera de la rebelión árabe.

Cuando en 1916 estalló la Rebelión Árabe, el ferrocarril, por su papel en el transporte de tropas, sufrió varios ataques guerrilleros que dejaron la vía muy dañada, particularmente en la región del Hiyaz. El tráfico en ese tramo, es decir, al sur de la actual frontera entre Arabia Saudí y Jordania, no volvió a abrirse y hasta hoy en día los trenes y vías destruidas por la guerrilla de Lawrence de Arabia y otros elementos del ferrocarril son una atracción turística en el reino saudí.






http://nabataea.net/hejazmenu.html

martes, 1 de septiembre de 2009

The Love Song of J. Alfred Prufrock (1917) T. S. Elliot

S’io credesse che mia risposta fosse
A persona che mai tornasse al mondo,
Questa fiamma staria senza piu scosse.
Ma perciocche giammai di questo fondo
Non torno vivo alcun, s’i’odo il vero,
Senza tema d’infamia ti rispondo.


LET us go then, you and I,
When the evening is spread out against the sky
Like a patient etherised upon a table;
Let us go, through certain half-deserted streets,
The muttering retreats
Of restless nights in one-night cheap hotels
And sawdust restaurants with oyster-shells:
Streets that follow like a tedious argument
Of insidious intent
To lead you to an overwhelming question …
Oh, do not ask, “What is it?”
Let us go and make our visit.

In the room the women come and go
Talking of Michelangelo.

The yellow fog that rubs its back upon the window-panes,
The yellow smoke that rubs its muzzle on the window-panes
Licked its tongue into the corners of the evening,
Lingered upon the pools that stand in drains,
Let fall upon its back the soot that falls from chimneys,
Slipped by the terrace, made a sudden leap,
And seeing that it was a soft October night,
Curled once about the house, and fell asleep.

And indeed there will be time
For the yellow smoke that slides along the street,
Rubbing its back upon the window-panes;
There will be time, there will be time
To prepare a face to meet the faces that you meet;
There will be time to murder and create,
And time for all the works and days of hands
That lift and drop a question on your plate;
Time for you and time for me,
And time yet for a hundred indecisions,
And for a hundred visions and revisions,
Before the taking of a toast and tea.

In the room the women come and go
Talking of Michelangelo.

And indeed there will be time
To wonder, “Do I dare?” and, “Do I dare?”
Time to turn back and descend the stair,
With a bald spot in the middle of my hair—
[They will say: “How his hair is growing thin!”]
My morning coat, my collar mounting firmly to the chin,
My necktie rich and modest, but asserted by a simple pin—
[They will say: “But how his arms and legs are thin!”]
Do I dare
Disturb the universe?
In a minute there is time
For decisions and revisions which a minute will reverse.
...

And in short, I was afraid.

The waste land: T.S. Elliot

I. EL ENTIERRO DE LOS MUERTOS
[Cita, en latín y griego] Para Ezra Pound
il miglior fabbro

Abril, el más cruel entre los meses,
Hace que nazcan lilas en la tierra muerta,
Mezcla recuerdos y deseos, sacude
Raíces perezosas con lluvias vemales.
El invierno nos puso los abrigos, cubriendo
La tierra de olvidada nieve, alimentando
Una mezquina vida con inertes tubérculos.
Nos sorprendió el verano, soltándose sobre el Stambergersee
Con un chubasco; hicimos alto en la columnata
Y cruzamos después el Hofgarten, bañados por el sol.
Y tomamos café y platicamos una hora.

...
Ciudad irreal,
Bajo la parda niebla de una alborada de invierno,
Tal multitud cruzaba por el Puente de Londres,
Que nunca hubiera yo creído que fueran tantos los que la muerte se llevara.
A veces emitían breves suspiros,
Cada quien con la vista clavada delante de sus pies.
Cuesta arriba, luego calle King William abajo,
Hacia donde Saint Mary Woolnoth santifica las horas
Con un sonido al final de la novena campanada.
Allí vi a un conocido, y lo detuve gritándole: “iStetson!”
¡Tú, que estabas conmigo en los barcos de Mylae!
¿Aquel cadáver que plantaste el año pasado en tu jardín,
Ha comenzado a retoñar? ¿Florecerá este año?
¿O la inesperada escarcha remueve su arriate?
Oh, aparta de allí al perro, que es amigo de los hombres,
Pues si no, ¡lo desenterrará de nuevo con sus uñas!
¡Tú, hypocryte lecteur! -mon sembable- mon frère!”

Thomas Stearns Eliot, conocido como T. S. Eliot(St. Louis, Missouri, 26 de septiembre de 1888 - Londres, 4 de enero de 1965) fue un poeta, dramaturgo y crítico anglo-estadounidense. Representó una de las cumbres de la poesía en lengua inglesa del siglo XX. En 1948 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. Eliot nació en los Estados Unidos y se trasladó al Reino Unido en 1914, con 25 años. Se hizo ciudadano británico en 1927, con 39. Acerca de su nacionalidad y del papel de ésta en su trabajo, afirmó: «[Mi poesía] no hubiese sido la misma si hubiese nacido en Inglaterra, y tampoco si hubiese permanecido en Estados Unidos. Es una combinación de cosas. Pero en sus fuentes, en sus corrientes emocionales, viene de Estados Unidos.»


domingo, 30 de agosto de 2009

Las olas: Viginia Woolf

Virginia Woolf, cuyo nombre completo de soltera era Adeline Virginia Stephen (Londres, 25 de enero de 1882- Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941), fue una destacada escritora y editora británica. Aunque empezó su carrera literaria escribiendo ensayos y crítica literaria, destacó sobre todo como novelista. Durante el período de entreguerras, se convirtió en una importante figura de la sociedad literaria londinense y formó parte del Grupo de Bloomsbury.

Fue redescubierta durante la década de 1970, gracias a su ensayo Una habitación propia, uno de los textos más citados del movimiento feminista, que expone las dificultades de las mujeres para consagrarse a la escritura en un mundo dominado por los hombres.

Desde que se publicara en 1931, Las olas ha sido considerada una de las obras capitales de la narrativa del siglo XX, tanto por la original e hipnótica belleza de su prosa como por la perfección de su revolucionaria técnica y, con el paso de los años, su influencia en la literatura contemporánea ha ido acrecentándose. La novela desarrolla, al compás del batir de las olas en la playa, seis monólogos interiores que, como un tapiz a cada instante tejido y destejido, formulan el relato caleidoscópico de la vida de seis personajes desde su infancia hasta la vejez.

Virginia Woolf, su autora, y varios críticos, insistieron en comprar su obra a la de Joyce por el empleo de la “técnica” stream of consciousness, el fluir de la conciencia.

jueves, 27 de agosto de 2009

Y todos se llamaban...Robinsonnn

Robinson Crusoe es la obra más famosa de Daniel Defoe, publicada en 1719 y considerada la primera novela inglesa. Es una autobiografía ficticia del protagonista, un náufrago inglés, que pasa veintiocho años en una remota isla tropical. La historia tuvo como inspiración unos hechos reales ocurridos a Pedro Serrano y Alexander Selkirk. El título completo es La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, marinero de York; quien tras ser el único superviviente de un barco mercante, náufrago veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada cerca a la desembocadura del río Orinoco de América, y posteriormente liberado insólitamente por piratas; escrito por él mismo.

Completo en: http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/otrosautoresdelaliteraturauniversal/DanielDefoe/RobinsonCrusoe.asp

Nací en 1632, en la ciudad de York, de una buena familia, aunque no de la región, pues mi padre era un extranjero de Brema que, inicialmente, se asentó en Hull. Allí consiguió hacerse con una considerable fortuna como comerciante y, más tarde, abandonó sus negocios y se fue a vivir a York, donde se casó con mi madre, que pertenecía a la familia Robinson, una de las buenas familias del condado de la cual obtuve mi nombre, Robinson Kreutznaer. Mas, por la habitual alteración de las palabras que se hace en Inglaterra, ahora nos llaman y nosotros también nos llamamos y escribimos nuestro nombre Crusoe; y así me han llamado siempre mis compañeros.

Como yo era el tercer hijo de la familia y no me había educado en ningún oficio, desde muy pequeño me pasaba la vida divagando. Mi padre, que era ya muy anciano, me había dado una buena educación, tan buena como puede ser la educación en casa y en las escuelas rurales gratuitas, y su intención era que estudiara leyes. Pero a mí nada me entusiasmaba tanto como el mar, y dominado por este deseo, me negaba a acatar la voluntad, las órdenes, más bien, de mi padre y a escuchar las súplicas y ruegos de mi madre y mis amigos. Parecía que hubiese algo de fatalidad en aquella propensión natural que me encaminaba a la vida de sufrimientos y miserias que habría de llevar.


Para abreviar esta penosa parte de mi relato, diré que hicimos lo que habitualmente hacen los marineros. Preparamos el ponche y me emborraché y, en esa noche de borrachera, ahogué todo mi remordimiento, mis reflexiones sobre mi conducta pasada y mis resoluciones para el futuro. En pocas palabras, a medida que el mar se calmaba después de la tormenta, mis atropellados pensamientos de la noche anterior comenzaron a desaparecer y fui perdiendo el temor a ser tragado por el mar. Entonces, retornaron mis antiguos deseos y me olvidé por completo de las promesas que había hecho en mi desesperación. Aún tuve algunos momentos de reflexión en los que procuraba recobrar la sensatez pero, me sacudía como si de una enfermedad se tratase. Dedicándome de lleno a la bebida y a la compañía, logré vencer esos ataques, como los llamaba entonces y en cinco o seis días logré una victoria total sobre mi conciencia, como lo habría deseado cualquier joven que hubiera decidido no dejarse abatir por ella. Pero aún me faltaba superar otra prueba y la Providencia, como suele hacer en estos casos, decidió dejarme sin la menor excusa. Si no había tomado lo sucedido como una advertencia, lo que vino después, fue de tal magnitud, que hasta el más implacable y empedernido miserable, habría advertido el peligro y habría implorado misericordia.

A esa región de mí...Alice en el país de las maravillas


A esa región de mí,
que sigue siendo la misma,

9 años después.


Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (Alice's adventures in wonderland, 1865), a menudo abreviado como Alicia en el país de las maravillas, es una obra de literatura creada por el matemático, sacerdote anglicano y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, bajo el más conocido seudónimo de Lewis Carroll.

El cuento está lleno de alusiones satíricas a los amigos de Dodgson, la educación inglesa y temas políticos de la época. El país de las maravillas que se describe en la historia es fundamentalmente creado a través de juegos con la lógica. En esta obra aparecen algunos de los personajes más famosos de Carroll, como el Conejo Blanco, el Sombrerero, el Gato de Cheshire o la Reina de Corazones; quienes han cobrado importancia suficiente para ser reconocidos fuera del mundo de Alicia.

http://www.guiascostarica.com/alicia/

Alicia empezaba ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del río, sin tener nada que hacer: había echado un par de ojeadas al libro que su hermana estaba leyendo, pero no tenía dibujos ni diálogos. «¿Y de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?», se preguntaba Alicia.

Así pues, estaba pensando (y pensar le costaba cierto esfuerzo, porque el calor del día la había dejado soñolienta y atontada) si el placer de tejer una guirnalda de margaritas la compensaría del trabajo de levantarse y coger las margaritas, cuando de pronto saltó cerca de ella un Conejo Blanco de ojos rosados.

No había nada muy extraordinario en esto, ni tampoco le pareció a Alicia muy extraño oír que el conejo se decía a sí mismo: «¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!» (Cuando pensó en ello después, decidió que, desde luego, hubiera debido sorprenderla mucho, pero en aquel momento le pareció lo más natural del mundo). Pero cuando el conejo se sacó un reloj de bolsillo del chaleco, lo miró y echó a correr, Alicia se levantó de un salto, porque comprendió de golpe que ella nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj que sacarse de él, y, ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto.

Un momento más tarde, Alicia se metía también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir.

jueves, 13 de agosto de 2009

Musters/ Hudson

Autor(es) CHAWORTH MUSTERS, GEORGE

Editorial ELEFANTE BLANCO

http://199.236.85.244/indexpat.htm

La Patagonia ejerció siempre un atractivo especial para los grandes viajeros de los siglos pasados. Sus dilatadas y desiertas extensiones, lo inhóspito de su paisaje, sus legendarios habitantes, eran una terra incognita que actuaba a la manera de un poderoso imán sobre los aventureros, los exploradores, los investigadores.En su Vida entre los Patagones nos relata George Ch. Musters la increíble travesía que realizara a lo largo y a lo ancho de la Patagonia, formando parte del viaje al norte de una
tribu tehuelche los famosos patagones- compartiendo sus toldos, sus comidas, sus cacerías, sus escaramuzas guerreras, en una experiencia inédita, en cuyo transcurso fue considerado por los indios como un amigo o un hermano, retribuyéndoles el inglés el afecto y la estima que los indígenas le brindaron. Esta experiencia dio origen a este libro, en el que narra sus aventuras en un relato que supera las creaciones de la más rica imaginación.Este viaje hizo acreedor al viajero inglés de los calificativos de the IGng of Patagonia, el Livingstone sudamericano, y el Marco Polo de la Patagonia.
George Clamort Muster fue un marino y explorador inglés nacido en 1841. Pertenecía a una acomodada familia y había alcanzado el grado de teniente en la marina inglesa.

En abril de 1869 se encontraba en las Islas Malvinas, en un viaje por motivos comerciales. Había leído sobre viajes de la Beagle y ello le despertó un fuerte deseo de penetrar en el entonces poco conocido interior de la Patagonia continental. Para ello debía unir Punta Arenas con Carmen de Patagones, no por la costa, zona conocida, sino por el interior, siguiendo la antigua senda indígena paralela a los contrafuertes andinos, que coincidían en algunos tramos con el trazado de la actual ruta 40.

Partió de las Malvinas con destino a Punta Arenas, portando cartas de recomendación para Piedrabuena en la Isla Pavón y para el comandante Murga en Patagones. En abril de 1869, desde Punta Arenas partió como agregado en una partida despachada por el gobernador Viel, siguiendo los caminos indígenas. Después de nueve días de cabalgar, llegaron frente a la Isla Pavón, el 27 de abril.

Allí se encontró con un conocido de las Malvinas, Mr. Clarke. Piedrabuena estaba ausente, pero su amigo apoyó decididamente sus planes y lo puso en contacto con los caciques Casimiro y Orkeke.

El 8 de agosto, partió hacia el norte, agregado a la familia del tehuelche Orkeke, después de convencerlo con palabras y con hechos de que podía cuidar por sí solo a su caballo y bastarse en general a sí mismo, así como tomar parte en cualquier cosa que se hiciera, hasta dormir al raso sin más abrigo que una manta de guanaco.

Integraban la caravana indios e indias de todas las edades, con la indumentaria para recorrer un trayecto donde no encontrarían ninguna población, sólo paraderos llamados "aiken" por los tehuelches, lugar donde había carne, agua, pasto y leña.

Componían la partida indios capitaneados por Orkeke, su hermano Tankelow y entre otros Waki, hombre fornido y bondadoso con quien Muster hizo una gran amistad. En total dieciocho tehuelches con un número similar de mujeres y niños y algunos chilenos desertores.

Durante los primeros trayectos se sucedieron diversos acontecimientos que le dieron oportunidad a Muster de conocer diversos pormenores de la vida indígena que anotó cuidadosamente en su cuaderno. Algunos muy pintorescos, por ejemplo: Orkeke no tenía hijos, de modo que su amor paternal lo dedicaba a su perrito de nombre "Ako". En su calidad de hijo adoptivo, el perro poseía tropilla propia. En las inmediaciones del río Pinturas el cacique, al ver que el caballo de Muster estaba muy cansado, le sugirió que le pidiera prestado uno a "Ako". Interrogado el perro, como no respondió, se dio por descontada su conformidad. Otro episodio sucedió en un lugar llamado "Gegel", ubicado en el límite entre Santa Cruz y Chubut. Muster estuvo a punto de casarse con una linda tehuelche, pero desistió porque la muchacha era tehuelche meridional y por lo tanto opositora de Orkeke, que era septentrional. Como ambos bandos a veces se enfrentaban y Muster vivía en la vivienda del cacique, optó por mantenerse fiel a su protector. Además el padre de la novia le pidió su arma como dote y Muster no estaba dispuesto a entregarla.

En los primeros días de enero de 1870, Muster y los tehuelches se encontraban en las inmediaciones de Teckel. A partir de allí, el inglés continuó su viaje, agregado a la familia del cacique Casimiro, durmiendo en su tienda. El 22 de marzo la caravana pasó por Pilcaniyeu. A comienzo de abril, arribaron al País de las Manzanas, reino de Sayhueque, ubicado en las cercanías de la desembocadura del río Caleufú en el Collón Cura. Después de dos semanas, partieron hacia el este, con destino a Carmen de Patagones. El 9 de marzo llegaron a Margensho, paradero ubicado a cinco kilómetros al oeste de Maquinchao, según Casamiquela. Desde ese lugar, fue despachado Muster en calidad de chasque a Patagones, cargo de alto honor entre los indios. Con dos indios de compañía, su misión era llevar una carta al gobernador de Viedma y debía esperarlo en Patagones, adonde iría acompañado con su tribus.

Después de haber recorrido 2.750 kilómetros, llegó a Patagones. Todo su viaje apareció descrito con gran elocuencia en sus libros "Vida entre los Patagones" y "Un año de viaje en territorios pocos frecuentados, desde el Estrecho de Magallanes hasta el Río Negro". En ellos quedaron plasmadas costumbres, curiosidades, rituales y un vocabulario tehuelche; además información acerca de la geología, orografía, hidrografía, la fauna y flora interior, inéditas hasta ese momento.

Desde Patagones, una vez cumplida su misión, se embarcó, llegando en agosto a Buenos Aires. En octubre llegó a Londres, donde tuvo oportunidad de relatar su increíble aventura.

En 1878 fue nombrado cónsul en Mozambique. Pocos días antes de partir hacia su nuevo destino falleció repentinamente el 25 de enero de 1879, a los 38 años.

Un importante lago de la provincia de Chubut lleva su nombre.

Mucho se ha especulado acerca de los verdaderos motivos de su viaje a través de la Patagonia. Resulta sospechoso que un oficial de la marina inglesa, en un viaje de negocios, interrumpa éstos por un año entero para recorrer un país desconocido. Por otra parte, analizando que los establecimientos de los ingleses se ubicaron en los mejores lugares de la Patagonia, no parece aventurado pensar que estas elecciones hayan sido fruto de su viaje. También es sugestiva la frase que publicó el "Time" el 29 de enero de 1879, al dar cuenta de su fallecimiento: "Con su muerte el país ha perdido un servidor fiel y capaz y la ciencia un empeñoso explorador".

ABEL SANDRO MANCA (*) /Especial para "Río Negro"/(*) Docente jubilado.


Esta obra se publicó por primera vez en 1885, en dos pequeños volúmenes que llevaban el enigmático título de La tierra purpúrea que Inglaterra perdió. Las divertidas aventuras que en ella se describen nos llevan a aquel período en que la Banda Oriental se hallaba aún en el mismo estado que en la época colonial, cuando el sitio de los diez años de la ciudad de Montevideo no era algo remoto y muchas de las personas que uno encontraba habían tomado parte en el mismo.

William Henry Hudson nació en la provincia de Buenos Aires, en 1841. Sus padres habían venido a la Argentina en 1833, donde William vio la luz, en la finca Los Venticinco Ombúes, en el partido de Quilmes. Cuando tenía cinco años la familia se trasladó a Chascomús, donde el padre estableció una pulpería, en la finca Las Acacias.

La caida de Rosas trajo tiempos difíciles para la familia, al regresar del exilio los propietarios de Las Acacias, los Hudson debieron regresar a Los Veinticinco Ombúes, donde poco tiempo después murió la madre. William Henry enfermó de fiebre reumática, mal que, además de tenerlo entre la vida y la muerte durante buen tiempo, dejaría a su corazón secuelas de por vida.
Hudson siempre consideró a Inglaterra como su verdadera patria, y hacia allá partió a los 32 años.
En ese país se casó, en 1876, con la dueña de la pensión en la que vivia, Emily Wingrave.
Su primera obra de envergadura, The Purple Land that England lost, vio la luz en 1885. A esta la siguieron entre otras A Crystal Age, Ralph Herne, Argentine Ornitology, The Naturalist in La Plata, Idle Days in Patagonia, Birds in London y Far away and long ago.
Hudson murió en Londres, el 18 de agosto de 1922.