domingo, 14 de febrero de 2010

Un Gotan para LAUTREC


Lautrec y nosotros - Por Julio Cortázar

No vino nunca a la Argentina. Los franceses de su tiempo viajaban poco, se había acostumbrado que la gente fuera a verlos; sin moverse de París podían encontrar todo lo que les diera la gana, y les daba poco. Más todavía un Lautrec con sus patitas mermadas, esa fiaca de gran señor que tan temprano lo llevó a vivir en los prostíbulos porque allí todo estaba al alcance de la mano, modelos, salones con espejos, camas propicias, fiestas, temas pictóricos, mujeres madres, mujeres hermanas, mujeres mujeres; él, que un día le dijo a un amigo que un cuerpo de mujer era algo demasiado hermoso para hacer el amor, como si las servidumbres de esos muslos y esas nalgas y esos tremendos senos que se usaban entonces le parecieran por debajo del esplendor esencial que tantas veces su lápiz y sus pinceles fijaron para siempre fuera del tiempo.


De manera que no vio nunca a la Argentina no fue a ninguna parte más allá de Inglaterra, le bastaba Montmartre para sentirse en el centro del mundo, en una ubicuidad de burdel cotizado o de Moulin Rouge hacia donde convergían los viajes nostálgicos, las bailarinas, los poetas, las estrellas de circo y los potentados de la Tierra. De nosotros conoció a los hijos de viejos o de nuevos ricos rioplatentes que desembarcaban en Francia para completar su educación sentimental y preparar ese regreso que les daría un diploma no escrito, pero más prestigiosos que el de las universidades. Casi no debía reparar en ellos, porque le tocó vivir antes sino para entrar vencedora en el ambiente, tirar manteca el techo y copar la parada con una armada arrolladora, el tango.

Lástima por él y por nosotros; pero los juegos del tiempo y el destiempo son infinitos, y hoy entrevemos otros lazos entre Lautrec y nosotros, entre su mundo y el de Buenos aires. Extrañamente, bellamente, el tango es puente entre los dos, un puente por el que pasan mujeres y poeta y trágicos destinos. Hay dos maneras de acercarse a Lautrec; la de los que miran su cuadros en los museos y la de los que silban viejos tangos sin pensar para nada en él. De la primavera se ocupan las gentes cultas; aquí nos gustaría a la otra, mitad imaginada y mitad de veras.



5 comentarios:

  1. es imposible no amar a cortazar, y lo digo con el corazon hinchado despues de leerlo, no se si eso cuenta...

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  2. Jules

    Me encantó el acercamiento de Julito al buen Toulouse-Lautrec y estoy de acuerdo con él: la mejor forma de acercarse, es esa que conjuga mitad imágenes reales y mitad imaginación pura.

    Abrazo

    PS Le dejo mi lienzo favorito de Lautrec

    http://www.dl.ket.org/webmuseum/wm/paint/auth/toulouse-lautrec/toilette.jpg

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  3. Mati:
    Coincido con vos,
    es IMPOSIBLE NO AMAR A CORTÁZAR.

    Mari,

    Lindo el lienzo de Don toulousse, no lo conocía.

    Abrazos

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  4. de paso le ayudan a mi ignorancia artistica señoritas cultas...
    me gustó el lienzo

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  5. ¿Tenés el texto completo de "Un gotán para Lautrec"? O algún lado donde pueda conseguirlo online, porque no lo encuentro por ningún lado.

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