Siempre llevamos una máscara, que nunca es la misma, sino, cambia para cada uno de los lugares que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del héroe, la del hermano cariñoso.
Pero ¿qué máscara nos ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca?.
Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está, entonces, frente a la Divinidad o, por lo menos, ante su propia e implacable conciencia.
Jules
ResponderEliminarSabe? De Sabato he leído casi nada.
Necesito reivindicarme (ya vi que ahí en ese link algo podré leerle)
Saludos
Sabato es excelente. uno y el U es muy interesante.
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