Compañero del viento (Ediciones del oriente y del mediterráneo) es una reunión de más de 200 poemas breves donde desfilan algunos de los temas comunes de la poesía lírica persa como los placeres de la naturaleza o los misterios que gobiernan el sentido del hombre. Kiarostami recoge momentos particulares de un paisaje, del quehacer cotidiano y les infunde una fuerza devastadora. Es, como señala Clara Janés en el prólogo del libro "... el don del poema breve, se llame haiku (Japón), koçuk o koçma (Turquía), sach' (Arabia preislámica) o josravaní (Irán)..." . De hecho, los temas son similares a los de la tradición japonesa del haiku, pero quizás aquí encontramos un mayor acento en lo trascendental. Los ojos del cineasta -y sobre todo del fotógrafo- conducen a una poesía visual, plástica, resultado del don de la observación paciente de los detalles o las cosas "insignificantes" pero que son las de mayor carga emocional y poética. Uno tras otro, desfilan estos poemas como en una sesión de hipnosis en la que se nos inundara con imágenes sencillas, puras, cuya belleza pasa desapercibida habitualmente ante el letargo vital que padecemos. Esta forma especial de ver las cosas confiere una dimensión casi mística a los poemas, estableciendo un vínculo de unión con uno de los poetas persas más importantes del S. XX, Sohrba Sepehrí.
Tras la lectura de cada grupo de versos sobreviene un fogonazo de claridad, de sosiego y sentimos la reconfortante alianza con los elementos naturales, con lo primigenio, para acabar de comprender que no es tarde para recuperar el diálogo perdido con la naturaleza.
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