En 1930 Antonie de Saint-Exupéry se desempeñaba al frente de la Compañía Aeropostal en Argentina, un desperfecto en su nave lo obligó a descender en las afueras de Concordia, Entre Rios. Las hijas de la familia francesa que lo recibieron en el magnífico Castillo San Carlos frente al Río Uruguay, su extraña relación con los animales y la naturaleza salvaje de la zona cautivaron al escritor que vivió momentos intensos y trascendentes para su obra futura en este "oasis".
jueves, 13 de agosto de 2009
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