lunes, 10 de agosto de 2009

Beatriz Actis: La otra orilla

Todos los jueves me iba visitarlo al Viejo a Paraná. Antes de que cerraran el túnel por las filtraciones, cruzaba en óminbus. La balsa era lenta pero me permitía literalmente entrar en el río...

Escribía y pintaba obsesivamente sobre el río; sin embargo, no sé porqué, los versos parecían distintos unos de otros. Repetían casi las mismas palabras, describían lugares similares. Decían: ángel, orilla, otoño, amarillo. A veces, leyendo, creía adivinar que querían decir muchas otras cosas o al menos algo que yo no comprendía.
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El gran sueño del Viejo, además de la jubilación, era conocer Oriente...Hablaba de los poetas de la China como un gran conocedor.
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No sabía si mi carta le había llegado. Era simple; le decía que extrañaba el atardecer dsede aquel lado. Nunca respondió. Durente el invierno que duró la inundación, salía de la imprenta y me sentaba en los canteros de la Costanera Vieja.

El crepúsculo, los jueves crecía como una penumbra que se amasa. Recuerdo haber sentido, no sé... el frío, la sombra, el abismo inexplicable. Era más que extrañarlo al Viejo; podía ser incluso, algo diferente. Empezaba a entender de sus poemas muchas de las cosas que antes me resultaban incomprensibles.

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