lunes, 10 de agosto de 2009

Memoria y olvido

Cuando nos olvidamos es que hemos perdido, sin duda alguna, menos memoria que deseo. Bata una acumulación de vida, aunque sea neutra y gris, para que nuestras esperanzas más firmes y nuestros deseos más intensos se desmoronen. Recibimos masas continuas de experiencia como el cajón, en la fosa húmeda, paladas de tierra definitiva. En pocas palabras, dos o tres años después de haber llegado era como si nunca hubiese estado en otra parte.



De esa manera, sueño, recuerdo y experiencia rugosa se deslindan y se entrelazan para formar, como un tejido impreciso, lo que llamo sin mucha euforia mi vida.

Que para los indios ser se dijese parecer no era, después de todo, una distorsión descabellada.

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