jueves, 17 de septiembre de 2009

interrumpiendo su canto dulcísimo... Ofelia


La muerte de Ofelia en la obra de Shakespeare es fuente de un perpetuo ejercicio especulativo, pues el hecho luctuoso no sucede en escena. Es narrado por boca de Gertrudis, quien explica que ha caído involuntariamente al río y en su desvarío se ha dejado llevar:

“…Llegada que fue, se quitó la guirnalda, y queriendo subir a suspenderla de los pendientes ramos; se troncha un vástago envidioso, y caen al torrente fatal, ella y todos sus adornos rústicos. Las ropas huecas y extendidas la llevaron un rato sobre las aguas, semejante a una sirena, y en tanto iba cantando pedazos de tonadas antiguas, como ignorante de su desgracia, o como criada y nacida en aquel elemento. Pero no era posible que así durase por mucho espacio. Las vestiduras, pesadas ya con el agua que absorbían la arrebataron a la infeliz; interrumpiendo su canto dulcísimo, la muerte, llena de angustias”.

El accidente se transmuta en acto deliberado en el acto V, en la conversación de los sepultureros

“¿Y es la que ha de sepultarse en tierra sagrada, la que deliberadamente ha conspirado contra su propia salvación?”.

A los ojos del criticismo en general y el poético en particular, los tristes avatares de su vida, su estado delirante, y el mismo sentido lírico hacen más apetecible la tesis de la muerte suicida, más por abandono que por acción.

Tks Chica Normal.

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